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martes, 27 de mayo de 2014

Levántate de tus caídas

Hay personas que, ante sus caídas en pecado, se desaniman y no se atreven a entrar en una iglesia. Cometen un error porque desconocen la realidad del mundo: este mundo es un hospital lleno de enfermos del alma, decía san Francisco de Sales. Pecamos más por débiles que por malos. Todos estamos rodeados de miseria y llenos de extrema debilidad para reaccionar contra el mal. Para colmo, el pecado es atractivo y promete mentirosamente goces y felicidad. Y nos dejamos engañar como niños ingenuos y caemos en la trampa. De nuestra debilidad, por tanto, sólo debemos esperar caídas y más caídas.

Mientras vivamos en este valle de lágrimas no dejaremos de obrar sin imperfecciones. Mientras llevemos este cuerpo mortal tendremos que repetir con san Pablo: "Hago el mal que no quisiera hacer". Sin embargo lo importante no es quedarnos ahí caídos, sino levantarnos, sacudirnos el polvo e ir aprendiendo a tener un poco más de prudencia para no tropezar tanto y caer menos. Sabemos que hemos caído miles de veces, quizá. Pero, ¿hacemos el esfuerzo seriamente por combatir esas caídas?

3 comentarios:

  1. Padre, la comunión diaria y acercarse al sacramento de la reconciliación una vez a la semana ayuda mucho......la Presencia de Jesucristo en nuestra Alma todos los días, te hace más templado el carácter...que en mi caso....es muy fuerte......yo pienso padrecito, que Jesús sabe lo que necesitamos para AVANZAR y ser Felices!.....

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  2. Los dos remedios -Eucaristía y reconciliación- son fundamentales para salir de situaciones de pecado graves. Si se reciben estos sacramentos con las debidas disposiciones, seguramente la persona verá sus caídas cada vez más lejos.

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